¿Qué es el niño?
Es el estorbo constante del adulto, absorbido y fatigado por ocupaciones cada vez más exigentes. No hay sitio para el niño en la casa, cada día más reducida, de la ciudad moderna, donde las familias se acumulan. N o hay lugar para él en las calles, porque los vehículos se multiplican y las aceras se hallan llenas de gente que tiene prisa.
Los adultos carecen de tiempo para ocuparse del niño, cuando las ocupaciones les absorben con urgencia. El padre y la madre van ambos al trabajo y cuando éste no existe, la miseria oprime al niño como a los adultos. Hasta en las mejores condiciones, el niño es abandonado en su habitación, en manos de gente extraña asalariada, siéndole prohibida la entrada en la parte de la casa destinada a las personas que le han dado la vida. No hay refugio alguno donde el niño pueda sentir que su alma será comprendida, donde pueda ejercer su actividad. Es preciso que permanezca quieto, que se calle, que no toque nada, pues nada le pertenece. Todo es propiedad inviolable del adulto, prohibida al niño.
¿Dónde están sus cosas? No posee ninguna. Hasta hace algunas decenas de años, ni siquiera existían sillas especiales para niños. De ello se derivó aquella famosa expresión, que en la actualidad sólo tiene sentido metafórico: “Te he tenido sobre mi regazo.”

Cuando el niño se sentaba en los muebles paternos o en el suelo, era reñido; si se sentaba sobre los peldaños de la escalera, era castigado; para que pudiera sentarse, era preciso que un adulto se dignara tomarle sobre su regazo. He aquí la situación del niño que vive en el ambiente del adulto; es un perturbador que busca y nada encuentra para él; que penetra en un lugar y es expulsado.
Su posición es como la del hombre sin derechos civiles y sin ambiente propio: un ser extra social que todo el mundo puede tratar sin respeto alguno, insultar, azotar y castigar, ejerciendo un derecho recibido de la naturaleza: el derecho del adulto.
(María Montessori, El niño, el secreto de la infancia, Barcelona, 1938)

En Montessori School Murcia trabajamos para que los niños reciban el trato digno y el respeto que merecen. Los adultos son conscientes y están preparados para atender a sus necesidades, el ambiente está diseñado y cuidado y todo el programa educativo gira en torno a la inclusión del niño en la sociedad y en una cultura de responsabilidad y libertad.

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